Robert Francis Prevost, ahora Papa León XIV, fue presentado al mundo como el primer Sumo Pontífice nacido en Estados Unidos. Sin embargo, su primera aparición pública como líder de la Iglesia Católica dejó en claro una identidad que lo vincula profundamente con nuestro país. Desde el balcón del Vaticano, saludó con estas palabras:
“Si me permiten también una palabra, un saludo a todos aquellos de modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo iglesia fiel de Jesucristo”.
La relación de León XIV con el Perú se remonta a 1985, cuando llegó al país como misionero agustino para cumplir su primera misión en Chulucanas. A partir de allí, su vínculo fue creciendo: trabajó junto a comunidades del norte, se integró a la vida local, disfrutó de la gastronomía, practicó tenis, siguió el fútbol nacional y, en 2015, fue designado Obispo de Chiclayo, año en que también adoptó la nacionalidad peruana. Hoy conserva su DNI vigente y no duda en reconocerse como peruano.
Durante su estadía en Chiclayo, vivió de cerca momentos importantes del fútbol nacional. Aunque nunca declaró su hinchaje por un equipo específico del Perú, se sabe que estuvo pendiente del desempeño de Juan Aurich, especialmente durante el campeonato nacional de 2011 dirigido por Diego Umaña. Incluso se dice que tuvo gestos motivacionales hacia el equipo durante ese periodo.
Además del fútbol, el Papa León XIV ha demostrado a lo largo de los años una afinidad por el deporte en general. En una entrevista pasada reconoció que es un aficionado del tenis, y también se le ha vinculado al béisbol: en 2005 fue captado en una transmisión televisiva vistiendo una gorra de los Chicago White Sox, equipo de su ciudad natal, Chicago.
La elección del nuevo Papa generó reacciones inmediatas en el mundo del deporte. La CONMEBOL publicó una imagen de Paolo Guerrero con el mensaje: “Con DNI peruano en la cima del mundo”. A esto se sumaron guiños y bromas entre clubes como Cienciano y Melgar, quienes jugaron con referencias a la elección papal en redes sociales.
El deporte como reflejo de identidad
Aunque su papado apenas comienza, la historia de León XIV muestra cómo el deporte y la identidad nacional se entrelazan de manera natural. No es que el Papa haya utilizado el fútbol o cualquier otra disciplina como herramienta, sino que su profunda vinculación con el Perú ha llevado a que muchos lo reconozcan también como un símbolo de orgullo cultural. Su paso por Chiclayo, su saludo al país y la forma en que se integró a la vida local son prueba de que, más allá de su pasaporte, el nuevo Papa también es peruano de corazón.
Su historia es un recordatorio de cómo el deporte, ya sea el fútbol, el tenis o el béisbol, puede formar parte del tejido que construye una identidad compartida. No es que el Papa haya buscado una conexión con el deporte como estrategia de comunicación; es que su historia con el Perú, vivida en el día a día, lo hizo parte de esa cultura. Su saludo a Chiclayo desde Roma y su decisión de nacionalizarse peruano hablan de una identidad asumida. El Perú, una vez más, está presente en la historia global.